ENCUENTRA LA MUERTE MIENTRAS BUSCABA SU ROPA

 

Así reza la cabecera del diario hispano La Prensa.

Encontró la muerte, mientras buscaba su ropa.

Como cuando mientras barremos la habitación

de pronto se precipita

una silla que pendía desde el techo, la muerte.

Escondido bajo la cama de la famosa habitación

que habitó y pintó Van Gogh

o atravesando la mirilla de la puerta de entrada

en la mirada ancha e inflada de un ojo de pez,

o en la escuela, mientras recitas en voz alta la lista

de los ríos del mundo, sin darte cuenta de que es época de deshielo.

O de puntillas intentando atisbar algo tras un biombo.

Nunca en el punto de mira de un revólver.

Nunca en el filo piramidal del puñal

o en la lágrima incontenible que estrena  la jeringuilla.

 

Las cosas son muy simples a veces

cuando buscas el gemelo de un calcetín granate.

Encontró la muerte, entre sus ropas.

Buscando el veneno, esperando la adrenalina

en el buzón de su casa o en el panfleto de descuento de la lavandería.

Jamás en la pareja Horca-Último Deseo.

 

Encuentra la muerte mientras buscaba su ropa.

E iba desnuda, como casi siempre, la muy puta.

 

  © Harkaitz Cano


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