TECNOLOGÍA
Mi abuelo no sabía leer, tampoco
sabía escribir. Sin embargo, era un conocido contador
de historias en el pueblo. Él encendía,
rodeado de críos, las fogatas de San Juan.
La caligrafía de mi padre era inclinada, elegante.
Tejía el papel con precisión,
como si esculpiera sobre la pizarra.
Sobre la mesa tengo la postal que envió desde la mili:
"Yo bien, tú bien,
mándame cien".
Hoy en día intercambiamos
mensajes electrónicos.
Es cierto: en tres generaciones hemos recorrido
un largo trecho en la historia de la escritura.
De todas formas, las preocupaciones, los miedos
son los mismos de siempre, y lo seguirán siendo:
"Yo bien, tú bien..."
© Kirmen Uribe
© de la traducción: Kirmen Uribe / Gerardo Markuleta