Un lugar en el mundo

 

Siento el rostro arrastrándose

sobre el asfalto mojado,

descarnándome, triturándome, destrozándome,

cruda, sangrienta, dolorosa, muy vivamente,

muy vivo también el chasquido de los dientes.

¡Y eso es fuerza,

eso es emoción,

eso es vida!

¡Vamos!

 

No puedo mirar la carretera de otro modo.

No puedo admitir la apatía incolora de los autos.

No puedo aplacar más el cuerpo.

Hay que estrujar al límite las fuerzas,

los tornillos de la inquietud.

 

Mis ojos buscan un rincón,

también mi alma,

dispuesta a darlo todo.

Un lugar,

un lugar en medio de la carretera,

un lugar, sí, por favor,

un lugar,

un lugar en el mundo.

 

  © Juan Luis Zabala


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