Bodegón viviente

 

Alojamos la hipocresía una pequeña habitación sin ventanas,

adornada con prestigiosos cuadros y esculturas,

pensando que podríamos dominarla igual que a los niños.

Pero estaba claro que se adueñaría de toda la casa,

en nombre de nuestro confort y bienestar.

 

  © Juan Luis Zabala


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