Al abrazar a la amada

 

Al abrazar a la amada

imaginé un conjunto de huesos,

ciegos, ignorantes, meros objetos,

en el interior de su carne.

Me alejé

del abrazo, de la amada.

Desarticulé el momento.

Me sentí en el ser desnudo,

precipitado, oscuro, al vacío.

Con fuerza, desesperadamente,

estreché entre los brazos la vida,

o quizás la muerte, llena de vida.

 

  © Juan Luis Zabala


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