Comunicación

 

Sentí que me había dado la vuelta a mí mismo,

y que se la había dado también al mundo.

Estaba al otro lado de la frontera

pero muy próximo sin embargo a los de este lado.

«Callad, callad todos,

y escuchadme»,

dije desde aquella tierna lejanía.

Aunque el sonido de mi voz no cruzó la frontera,

es innegable que algunos se dieron cuenta

cuando menos de que algo había dicho,

aunque nadie supo a ciencia cierta qué.

 

  © Juan Luis Zabala


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