Escampada

 

En interminable bruma nos mojan las palabras,

palabras hechas de mensaje, hablando gota a gota, H2O;

escaso cobijo, paraguas cansados,

propaganda de la humedad colgada de esbeltas y elegantes nubes.

No es difícil, por otra parte,

en la cuesta abajo de la costumbre,

aun reconociendo que hay también rosas,

vivir sin gabardina

y, en el aturdimiento de la velocidad,

juntar y mezclar todas la visiones húmedas.

 

A veces, sin embargo, escampa totalmente.

Escucho entonces la voz de mis laberintos internos

comparando las diferencias entre las gotas que me han mojado:

«demasiado hidrógeno, poco oxígeno», suele quejarse,

eso dice por lo menos casi siempre.

 

En la infinita llanura de la reflexión,

descanso, recuperación de fuerzas, paz de los ojos,

repaso sin confusión las lluvias pasadas:

en la medida en que sepa qué agua conviene a los laberintos

más fácil me será saber por dónde salir.

 

Eso por lo menos, si más no se puede,

no es poco, mejor que nada.

 

  © Juan Luis Zabala


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