LAS COSAS CONCRETAS

 

Me siento en la cocina mientras se cuecen los macarrones.

 

Amo las cosas concretas

y repasar sus nombres antes de desayunar:

despertador, lluvia en la calle, supermercado,

besos en la siesta,

un vino, cuadrilla,

manos de mi hijo,

gente en la plaza,

tú...

 

Me hacen dulces cosquillas,

como las de un banquete tras una dieta.

Imposible separarme de esas cosas de a diario:

se me pegan en los bolígrafos y no sé sacudirlas.

 

Sin embargo,

las cosas concretas no admiten dilaciones:

los macarrones están ya en su punto.

Así es la vida.

Para cuando la yema de un poema germina,

llega a empujones el todo cotidiano.

Y el tener que levantarme de la mesa,

presa de una pegajosa rabia.

 

 

 

  © Miren Agur Meabe


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