METAMORFOSIS

 

Hay reptiles detrás de tus palabras,

serpientes listas que se esconden nada más abrir heridas.

Tú mismo, todo entero, te vuelves un ofidio repugnante

cada vez que te decides al ataque:

chispas amarillas en tus pupilas dilatadas,

llamas violetas en tu hocico helado,

veneno negro en tus colmillos afilados.

Incluso el sexo se te convierte en rojo bífido.

Empiezas a enroscarte con saña en mi silencio,

pretendes salpicar mi quietud con tu desprecio.

 

Tranquilo, amor,

que no me tragarás.

Tranquilo, cariño.

A lo máximo, veremos suspendidas en el aire

las escasas rígidas escamas perdidas en combate,

veras cómo relucen tan contentas en la próxima conversación.

 

 

 

  © Miren Agur Meabe


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