NOTAS BREVES ­ 3

 

La gran ciudad es grande

como la sombra que se come a los niños.

Parece ceniza la piel de esos mendigos

arrodillados en la esquina.

Les vigilan los pájaros del parque

desde los hombros de una estatua.

 

La ciudad es demasiado grande,

un obstinado mar de chatarra

que alza salpicaduras de miseria.

Ya se van los mendigos como escombros,

personajes andantes hacia los callejones.

Van dejando en el camino estelas de grasa.

 

 

 

  © Miren Agur Meabe


www.susa-literatura.eus