NOTAS DE LAS ANSIAS ­ 2

 

Hay carnes y carnes.

Yo sueño con una carne nueva.

Los átomos de esa carne se adoran

porque no saben

de anuncios de yogur desnatado,

ni de códigos de tallas a la moda.

A las células de esa carne nunca ha llegado

el eco de la palabra comparación.

Esa carne aprueba sus grietas,

los laberintos dejados por los fetos,

las respuestas anónimas de la orina,

los excesos de grasa.

En esa carne no hay latente ningún virus,

porque es insensible ante los espejos.

Y, además, cumpliría a la perfección

las necesarias reacciones de síntesis

entre cerebro y huesos, carne y piel.

 

 

 

  © Miren Agur Meabe


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