Debate sobre el escritor vasco en castellano

 

      Es notorio que algunos escritores vascos en castellano se sienten discriminados por otros que escriben solamente en euskera. Jorge G. Aranguren o Raúl Guerra Garrido, por ejemplo, son quienes últimamente han puesto el acento en este sentimiento de discriminación. Raúl Guerra escribió en el diario «Egin» del día 8 un artículo titulado «Sobre el escritor vasco», en el que planteaba el problema durísimamente: «En demasiadas conferencias, cursos y libros sobre la cultura vasca —decía, entre otras cosas—, al llegar el turno a la nómina de escritores, se produce una ausencia que oscila entre la ignorancia pueblerina o el insulto demagógico: la ausencia es la de los escritores vascos que se expresan en castellano».

      En la página literaria de «Hierro» de aquella misma semana se recogía con preocupación la queja de Guerra Garrido, y se formulaban al mismo tiempo algunas preguntas que se consideraba conveniente contestar. Aquel comentario de «Hierro» terminaba afirmando: «Se trata de una cuestión grave, sin duda, que convendría ver con claridad y buena intención y a niveles superiores de entendimiento y criterio...»

      Pues bien, con esta intención, «Hierro» y Radio Popular organizaron el pasado martes una mesa redonda con el doctor justo Gárate, Martín de Ugalde, Bernardo de Arrizabalaga, Elías Amézaga, Raúl Guerra Garrido y Leopoldo Zugaza. De moderadores actuaron nuestros colaboradores Carlos Bacigalupe y Angel María Ortiz Alfau. Hemos recogido en esta página lo que se dijo por unos y otros sobre el tema.

      El doctor Justo Gárate nació en 1900. Cofundador de la Universidad Vasca y de la Sociedad de Estudios Vascos. Estudió Medicina en Valladolid. Exiliado cuando la guerra civil, en la República Argentina ganó la Cátedra de Clínica en la Universidad de Cuyo y Mendoza. Vasco con proyección universal, es autor de diversos libros, conferencias, artículos, etcétera.

      Martín de Ugalde es un vasco que escribe en castellano y euskera. Publicó en el exilio venezolano sus primeros libros de relatos, encabezados por el titulado «Un real sueño sobre un andamio», en 1956. Ha publicado otros libros, entre ellos el titulado «Hablando con los vascos» (1974), «Síntesis de la Historia del Pais Vasco». «Unamuno y el vascuence» (1966), etcétera. Ha obtenido varios premios literarios. Es subdirector del periódico «Deia».

      Bernardo de Arrizabalaga, escritor y periodista vasco, autor de «Los Barroeta».

      Elías Amézaga, escritor, investigador, autor teatral vasco en castellano. Entre su producción literaria e histórica figura un libro, todavía inédito, titulado «Los escritores vascos en castellano», cuyo primer tomo va a aparecer próximamente.

      Raúl Guerra Garrido, escritor nacido en Madrid, pero residente en San Sebastián desde hace muchos años, donde se casó con una mujer vasca y ha tenido hijos vascos. Premio Nadal 1976 con la novela «Lectura insólita de El Capital». Ha obtenido muchos otros premios literarios, y tiene varias novelas publicadas.

      Leopoldo Zugaza, nacido en Durango en 1932. Preocupado siempre por la cultura autóctona, después de potenciar el arte en su pueblo natal durante años, ha fundado una editorial en la que publica obras en castellano y en euskera. Bien conocido en todo el País por su servicio a la cultura vasca.

 

C.B.— Raúl, parece que en los últimos tiempos tú has sido protagonista de la polémica sobre escritores vascos en castellano y escritores vascos en euskera. ¿Por qué no empiezas por definir tu malestar?

R. Guerra.— Bueno; el motivo de esta reunión es la discusión motivada a partir de un artículo mío aparecido en «Egin» sobre el escritor vasco, remitido a solicitud del propio periódico, y que yo no esperaba iba a tener tanta trascendencia. Yo quise recalcar en él una cosa, ni más ni menos que en este renacer de lo vasco y de lo cultural se obvia la presencia activa de los escritores vascos que se expresan en castellano. Por todo aquello, mi planteamiento era el de sostener que el último reducto de la identidad de una literatura está en el idioma y, lógicamente, cuando hablamos de la literatura vasca sólo incluiremos a quienes se expresan en euskera. Pero adentrándonos en este concepto más amplio llamado cultura, sí debemos estar presentes porque, aun en castellano, estamos haciendo cultura vasca. Si formamos parte como personas del País Vasco, es también muy lógico que reivindiquemos un lugar en el contexto cultural.

C.B.— Martín de Ugalde, tú que has sentido en tu carne y en tu esencia de escritor esta desvinculación de pareceres, ¿qué opinas de lo que acaba de argumentar Raúl Guerra Garrido?

M. Ugalde.— Cualquier hombre que haya vivido escribiendo en un país de cultura diferente a la suya tiene estos problemas. La queja de Raúl es que sufren una doble marginación quienes escriben en castellano siendo vascos... Yo le contestaría con otra razón. Pero es que a los vascos no sólo no nos han dejado escribir en nuestra lengua, sino que nos han cortado la lengua. El tiene ese respiradero de Madrid y el de veintidós países que hablan la lengua castellana; en cambio nosotros somos un reducto asfixiante y asfixiado que no tenemos otra salida. En 1868 Guipúzcoa tenía un cien por cien de hablantes vascos y ahora está en el cuarenta y cuatro. Se trata de gente no alfabetizada, que no ha tenido escuelas, ni siquiera una Universidad en castellano. Es la degradación más grande a que se puede someter a un pueblo y a una cultura. Sin embargo este sentimiento nuestro no justifica el dolor que producimos a quienes de alguna forma se sienten tan vascos como nosotros aunque no sepan euskera. Pero esa marginación de la que se queja Raúl hay que ponerla en su contexto, porque viene desde un dolor que merece comprensión.

C.B.— Doctor Gárate; usted ha regresado hace pocos días y está muy cualificado para intervenir en la polémica. Opine, por favor.

Dr. J. Gárate.— Primero debemos dar la precisión en el lenguaje. Una cosa es Literatura vasca y otra Literatura euskérica. Vasca será, pues, la que se escribe en castellano y francés sobre asuntos vascos, de modo que la euskérica se escriba en el idioma original de esta tierra. Lo que acaba de decirnos el señor Guerra, a quien no conocía, es un poco fuerte. Miren ustedes; el número de vascoparlantes es escaso y no está alfabetizado. Por tanto la situación es grave, y una persona grave se molesta por todo, tiene la sensibilidad a flor de piel. Contra Goethe puedo decir que se puede escribir aunque no se cuente con un millón de lectores... Yo he sido detractor de Unamuno en algunos temas en que él ha faltado a la verdad, cuando era parcial y deliberadamente violento, ya que el hombre quería ser prudente y era insensato. Por ejemplo, él en un artículo defiende que Gibraltar debe ser de Inglaterra. Unamuno, miren, acierta en dos cosas; una, el espíritu de clanes que tenemos los vascos, y otra, en el peligro de que el euskera se convierta en una jerga. Oí un discurso de Ibón Sarasola en Vergara y todo el mundo se reía de aquello, porque de diez palabras ocho eran castellanas. En Argentina, donde yo he vivido, existe también la xenofobia intelectual... Yo soy muy amplio en estos aspectos. Creo que tiene muchísima importancia que se escriba en castellano, porque a uno lo van a leer muchísimo más, pero hay que proteger al euskera. Hacer un buen euskera, porque los experimentos «in anima bilis» son muy peligrosos. Decía Conti, primero «conservare»; conservando, «innovare»; innovando, «acrecere». Los irlandeses tienen el problema mucho más grave que nosotros y han proporcionado a Inglaterra estupendos escritores. La literatura británica, según Elliot, se enriquece con las tensiones entre sus etnias. ¿Sabe, señor Guerra, que hay muchos Guerras que son una variante de Aguerre?

R. Guerra.— No, doctor; no lo sabía...

Dr. J. Gárate.— Es muy importante. Por eso; no esté tan seguro de los cromosomas, ¿eh? El País Vasco ha sido maltratado, salvo durante el reinado de Carlos III, al que los vascos quisieron porque se portó bien con ellos. Los Caballeritos de Azcoitia hicieron el mejor laboratorio de Química de Europa. Pero luego vienen Godoy, que reunía todo lo malo acumulable en una persona, y Llorente, un falsario, que cobró de la Corona por atacarnos y luego se ofreció a los vascos para decir todo lo contrario. Mientras Unamuno venía a Bilbao a combatir la Universidad vasca, se concedía Universidad a regiones españolas, con el mayor índice de analfabetización, como Murcia y Canarias. No se preocupe, señor Guerra, que son cosas menores éstas de incluir o excluir.

R. Guerra.— No, no; un momento... Abundo en todo lo que ha dicho, porque yo no soy el antagonista de ello. Formo parte de la revista «Kantil», nacida en el País Vasco, y a la que nadie ha dado la trascendencia que realmente merece. A lo que voy es a que no somos antagonistas, sino el apoyo en castellano de la literatura en euskera. Hace muchos años, y en revistas de ámbito nacional, yo he salido en defensa de la Universidad vasca. Pero me duele que se diga en un periódico que los escritores euskaldunes puedan estar en guerra contra Guerra... ¡Si yo quiero la integración y no el estar en contra!

O.A.— Creo que a estas alturas debe intervenir Bernardo de Arrizabalaga, que representa el periódico «Egin» que, en definitiva, ha suscitado la polémica.

B. Arrizabalaga.— Yo quedo más contento diciendo que me represento a mí mismo. Como ha dicho Martín de Ugalde, hay un gran dolor en este tema y por eso el problema reviste características especiales. El doble hecho de ser francés y ser escritor lógicamente concluye en ser un escritor francés. Ser vasco y ser industrial concluye en un industrial vasco. En cambio, ser vasco y ser escritor al parecer no basta para ser escritor vasco. Se dice que escritor vasco es el que escribe en euskera y yo pienso que con ello se trata de buscar una postura de defensa. A mí me parece bien, siempre que el problema se plantee en toda su complejidad y se eviten los radicalismos. Nuestra situación es anormal porque el castellano ha colonizado al euskera, y de ello se deriva, como consecuencia, que hay vascos sin dominar el euskera y que el euskera como lengua moderna no llega a ser un exponente de comunicación. Si bajo este doble condicionamiento nace en este país un hombre con vocación literaria y con cualidades, con amor a la tierra y con deseo de poner su pluma al servicio de la causa vasca, ¿qué debe hacer? Puede decirse que el ideal es que estudie el euskera y escriba en él, pero a mi juicio esto es superior con mucho a lo que se exige a cualquier literato del mundo y resulta una utopía. Al escribir yo «Los Barroeta», el editor puso en todos los escaparates que se trataba de la primera novela vasca y a mí me daba un pudor terrible aquella publicidad. Aquello no era novela vasca. Estoy de acuerdo con el doctor Gárate en que será vasco lo que se escribe si las argumentaciones e incluso el castellano así lo indican. Evitemos radicalismos y lleguemos, como dice Raúl, a una plena integración. Pero, Raúl, tú al plantear tu queja en tono desabrido has añadido dolor al dolor ya existente...

O.A.— Que opine ahora Elías Amézaga, escritor vasco en castellano...

E. Amézaga.— La primera generación de escritores vascos nace con la pérdida de los Fueros. En Iruña se crea la Asociación Euskera, potenciada por el resto de las regiones vascas por unos adeptos del español. Más tarde, la generación de fin de siglo, con Sabino, Elizalde o Aranzadi, recobran la nacionalidad en plenitud. A ellos se debe la floración de nuestras letras y muy en particular yo pondría al frente de todos a José de Manterola, fundador de Euskal Erría y compilador de un cancionero vasco... Luego, sucesos lamentables llevan a nuestros escritores a las catacumbas. No es menor el drama del vasco que en otra lengua va perdiendo su alma... Drama el suyo sí, pero no mayor que el de la historia de nuestros ciento cincuenta últimos años. ¿Cómo salir de aquí? ¿Aprendiendo cada cual su lengua? No es fácil adoptar otras lenguas. Habrá así una literatura vasca, la primaria; una literatura española a secas y una literatura vasca de expresión española. ¿Qué proclaman estos últimos? Una confesión y una réplica. Declaran su nacionalidad de un lado y acusan implícitamente a la fuerza de no dejarles explayarse en su habla natural... A los que escribimos en español nos cabe la honra de expresarnos en una cultura más alta, de una voluntad de expansión poco común, de salir de nuestro «ghetto» natural para introducir en la otra cultura la nuestra... Nos cabe la gloria de tener ilustres valedores históricos —Ximénez de Rada, Berceo, Mendoza, Santillana o Guevara, Pedro López de Ayala o Lope García de Salazar, que historió nuestras contiendas—, eso es cierto... No es un problema exclusivamente nuestro porque se produce en otros muchos sitios... No olvidemos que se acaba de salir de un túnel y que atravesamos la primera fase de nuestra culturización en que vale que siga empleándose en español, que pruebe que asimiló aquella cultura: en un segundo período deberá volver a sus orígenes, a insertarse en su pueblo. Entonces deberemos ya no sólo conocer nuestra lengua sino amarla y cultivarla por ser nuestra, porque nos necesita para salvarse, porque siguen persiguiéndola cerrilmente y por ser la más ilustre del mundo.

C.B.— Queda ya poco tiempo, señores. Yo les rogaría que fueran breves en las preguntas y concisos pero claros en las respuestas... Leopoldo Zugaza, desde su sangre y desde su bolsillo, está impulsando como editor nuestra cultura.

L. Zugaza.— Yo más bien preguntaría, porque tengo una duda. Raúl, ¿la discriminación de que nos hablas es en cuanto a la valoración intelectual que os dan o en cuanto a la valoración de vuestros trabajos?

R. Guerra.— No se refiere a ninguna de ambas cosas. Se trata de algo entrañable en lo que uno pone amor y de repente se ve despojado. Quizá sea esto. Aunque quiero aclarar que si esto surge entre todos los que estamos sentados a esta mesa no hubiera habido controversia, porque básicamente estamos todos de acuerdo. Si sacamos frases del pasado, envenenaremos las cosas. Yo recuerdo cómo los del otro lado del problema me decían que a su padre, en la escuela, le decían «castellano burro, castellano burro»... Yo estoy en contra de cualquier totalitarismo intelectual, españolista o euskaldun, porque creo que en el tiempo de nuestros nietos la población será vascoparlante, pero no por eso renunciaremos a tener una escritura vasca en castellano.

L. Zugaza.— Pero yo quiero saber en qué se manifiesta esa marginación...

R. Guerra.— Ya lo he dicho. Es, simplemente, que cuando se habla de cultura vasca jamás se menciona a un escritor vasco en castellano...

L. Zugaza.— Pero vuestros libros están en los escaparates, sois conocidos...

R. Guerra.— No es eso, no... Nosotros reclamamos la integración en el amplio concepto de la cultura vasca.

L. Zugaza.— Es que a mí no se me alcanza quién os niega esa participación.

R. Guerra.— En Guipúzcoa, en los tres últimos meses, se habrán dado algo así como diez cursos de cultura vasca. Pues bien, en ninguno de ellos se ha nombrado a los escritores en castellano.

L. Zugaza.— ¿No te parece que en una familia con un enfermo grave todos deben sacrificarse por él, aun a costa de renunciar a lo que en justicia debían tener?

R. Guerra.— Claro que sí; pero sería suicida prescindir de quien va a ayudar a ese enfermo...

L. Zugaza.— Sigo sin ver la exclusión.

R. Guerra.— La acabo de explicar, pero no sigo porque nos podríamos reiterar hasta el infinito.

C.B.— Doctor Gárate, aquí, a lo mejor, el problema consiste en que ni Unamuno, ni Baroja, ni Aldecoa, ni Jorge G. Aranguren, ni el propio Raúl están considerados como escritores vascos, pese a sus méritos incuestionables...

Dr. J. Gárate.— Vuelvo a diferenciar la literatura vasca de la euskérica. Pero, ¡Señor!, si todos escriben mucho más en castellano que en euskera no veo que haya marginación. Nos leen muchísimo más en lengua castellana. Yo he escrito poco en vasco porque era rebelde. Recuerdo que un grupo de estudiantes hispanoamericanos me hablaba en Barcelona de lo hermosa que era la revista «Hermes». Llegué a Bilbao, quise leerla pero no pude. La Biblioteca de la Diputación no recibía «Hermes» —revista en castellano, ¿eh?— porque era de un Partido rival. A mí el que no me citen no me importa...

R. Guerra.— Y a mí tampoco; estoy por encima de eso. Cuando yo pedía una editorial aquí, algunos me decían: «Pero, hombre, serás muy malo y por eso no te editan»... No era eso, porque mi problema estaba resuelto. Yo lo que quiero es no ir a Barcelona cada vez que quiera publicar un libro.

O.A.— Yo invitaría a Leopoldo a que estas preguntas hechas a Raúl se las hiciera a Xabier Kintana y a unos pocos más que andan por el mundo y que a lo mejor motiva que Raúl hable en nombre de todos estos escritores.

E. Amézaga.— El problema es gordo, porque hasta el momento nadie se ha ocupado de los escritores vascos en castellano.

C.B.— Concluyendo, Martín. ¿Raúl es un escritor vasco?

M. Ugalde.— Yo creo que sí. Estoy con Elías cuando dice que vasco es quien trabaja por lo vasco, pero que no le extrañe a Raúl que en este momento no encuentre el sitio adecuado, porque estamos llenos de problemas de lengua. ¿Cómo vamos a ser críticos si no nos han permitido escuelas ni Universidades en euskera? Además, en los últimos años los escritores vascos en castellano han escrito lo que han querido, mientras que nosotros hemos sido negados.

R. Guerra.— Me opongo a que se diga que los autores en castellano hemos escrito lo que hemos querido en los últimos cuarenta años...

B. Arrizabalaga.— Aquí lo peor es que lo que nos ha colonizado lo ha hecho en castellano.

R. Guerra.— Pero tú no puedes meter todo en el mismo cesto, porque yo tampoco me quejo de lo vasco por haber sido colonizado aquí por una industria supercapitalista y sectaria.

B. Arrizabalaga.— Nadie creo que vaya contra ti, Raúl. Se trata de una explosión natural que parte de un contexto y de una herida, como muy bien ha dicho Martín.

C.B.— Se nos acaba el espacio, señores. Creo que como resumen podríamos decir que nadie se opone radicalmente a la literatura vasca en castellano, porque la realidad del País Vasco es bilingüe hoy en día. Pero creo expresarme como todos ustedes si digo que hay una pena muy grande que sale ahora con más fuerza porque durante mucho tiempo ha estado constreñida. ¿Es así?

Todos.— Así es, sí.

 

Hierro, 1978-01-28

 

 

 

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